Domingo 12 de enero de 2025.
El cambio climático ha llegado a la Huasteca Potosina y se ha visto impactada por una serie de fenómenos meteorológicos extremos que devastó el entorno natural, afectó la vida de las personas, la flora y la fauna, así como su desarrollo económico, con daños que no se han terminado de cuantificar.
El año 2024 fue el año más caluroso en los últimos 51 años en esta región:
“El 09 de mayo de 2024, a las 12:30 horas dimos la alarma en Ciudad Valles, el termómetro marcaba 48 grados centígrados, le pedimos a la población que no salieran, que no fuera a la escuela, que evitaran estar a la intemperie, era una situación de riesgo para la vida humana. Las personas no advertían del peligro, están acostumbrados a una temperatura cálida durante la temporada de primavera. Sin embargo, el termómetro seguía subiendo y era extremo el calor. Dos días antes, ya habíamos presentado temperaturas altas por esta segunda onda de calor que prevalecía en el país, pero no de esta forma”, así lo narra para MHNoticias, Lino Alberto Gutiérrez Ramos, exdirector de Protección Civil de la localidad, durante ese periodo.
Señala que ese día a media tarde, el termómetro ya marcaba los 50 grados centígrados, con una sensación térmica superior. Comenzaron a llegar los primeros reportes, el teléfono no dejaba de sonar, las personas pedían apoyo para trasladar a sus familiares, que presentaban desmayos o signos de deshidratación.
“Era un caos, estábamos rebasados en equipo y personal para atender las cerca de las 400 llamadas que recibimos en ese día, ahí están los registros de la empresa telefónica que puede constatar la solicitudes de servicio; pero, ni Protección Civil, Cruz Roja, Comisión Nacional de Emergencias, ni las demás corporaciones de auxilio están preparadas para una contingencia que como la que vivimos. Entre los afectados había taxistas, jornaleros, albañiles, amas de casa, entre otros; pero principalmente eran personas de la tercera edad, y muchos de ellos en situación vulnerable con enfermedades crónicas degenerativas, además de pobreza”, indicó Gutiérrez Ramos.
La crisis por la exposición por estas temperaturas estaba en muchos hogares, como en el de Judith Vega, ama de casa, de la zona sur de la localidad, quien reconoce que atender a tiempo a su hijo, le salvó la vida. “No sabíamos que era un golpe de calor, pensamos que mi hijo estaba ebrio, hasta lo regañe; estaba sudoroso, tenía mucha sed, alta temperatura, estaba cansado y mareado, pero gracias a una sobrina que reconoció los síntomas le dimos suero, lo bañamos y logró recuperarse”.
Las clínicas y hospitales estaban saturados ante la contingencia. El IMSS y en el Hospital General, no tenían áreas para atender a las personas, los tenían en los pasillos, sillas y donde pudieran acomodarlos. A través de redes sociales el personal comenzó a pedir a la ciudadanía que los apoyaran con hielo para bajar la temperatura a los pacientes impactados por el calor que llegaban de este municipio y de las localidades como Tamuin, Ébano y hasta Tamazunchale. Sin embargo, muchas personas no alcanzaron a llegar a los hospitales y fallecieron en sus casas, a la intemperie y donde les agarro la muerte.
"Es muy triste ver que ya no pudimos hacer nada por ellos, su cuerpo estaba muy caliente, le tomamos la temperatura y estaba entre 44 o 45°C; para nosotros murieron por hipertermia, que es cuando la temperatura corporal está arriba de los 40 grados. Sin embargo, la Secretaría de Salud no toma en cuenta las más de 20 personas muertas que atendimos, porque no llegaron al hospital, no las valoró un médico, y no existe certificado que lo avale", señaló un paramédico, quien prefirió se omitiera su nombre por temor a represalias, luego que las autoridades les prohibieron emitir expresiones, en este tema.
Destacó que la mayoría de los fallecidos eran personas de la tercera edad, con enfermedades crónicas degenerativas, que se complicaron por el calor. Además eran de escasos recursos, vivían en casas endebles, de rajá de palma o en vecindades, y no tenían como refrescarse, estaban sin ventiladores.
Criticó que a pesar de las condiciones extremas de temperaturas había personas que seguían trabajando. “Un ejemplo, un señor de la rosticería de la calle Negrete, compañeros paramédicos tuvieron que ir dos veces para auxiliarlo, por signos de deshidratación; él sabía que estaba en riesgo su vida, pero también su trabajo. Si no trabaja, no lleva dinero a su familia. Lo mismo ocurre con los jornaleros que van al corte de caña, o los albañiles que tienen que soportar las altas temperaturas”.
El reflejo de estas muertes se empezó a observar, en las funerarias y en los cementerios de la región, los familiares de los fallecidos buscaban obtener un féretro y los servicios de sepultura, para dar el último adiós a sus seres amados.
Moisés Jiménez, dueño de la “Funeraria MDJiménez”, informó que el mayor número de servicios de todo el año fue en el mes de mayo, aumentaron en más del 100 por ciento. Recuerda que se atendieron 140 servicios, su promedio mensual de exequias es de 60.
Destacó que la mayoría de los servicios fueron en casa, ya que las familias que residen fuera de la zona urbana es difícil que puedan acudir amigos y familiares. Fueron a rancherías, ejidos y comunidades, de los diversos municipios. Dijo que fue un repunte alto de muertes en 15 días, más que durante la pandemia por Covid, pero bajaron las temperaturas y luego se observó el cambio.
“Yo como funeraria lo viví, entiendo que la Secretaría de Salud se base en certificados médicos, no es que haya dolo, pero nosotros observamos que durante en ese periodo hubo un aumento de muertes; en el año 2023 también hubo muertes, pero en el mes de junio durante la temporada de calor”, subrayó el empresario funerario.
Estos casos se sumaron a los de las demás empresas funerarias que también realizaron servicios de en la región.
Como versión oficial, la Secretaría de Salud Federal en su informe semanal de vigilancia epidemiológica, especificó que en San Luis Potosí, en la semana 22 al corte del 5 de junio, se notificaron 10 defunciones atribuidas a la segunda ola de calor: seis en el Hospital General y cuatro en el IMSS de Ciudad Valles.
Mientras que en su reporte al mes de octubre del 2024, cuando disminuyó el calor, en la semana 40, contabilizó 12 fallecimientos (del 17 de marzo al 5 de octubre de 2024). Además, registró 15 casos por golpe de calor y 73 casos por deshidratación, y un caso por quemadura, en total 89 casos asociados a temperaturas extremas naturales.
¿El infierno? La Comisión Nacional del Agua (Conagua), en su informe del Comité Técnico de Obras Hidráulicas, indicó que de las tres olas de calor que se presentaron durante la primavera, la segunda fue la más severa (del 8 al 10 de mayo) y provocó temperaturas récord que no se habían registrado en los últimos 51 años.
Destacó, que el día 9 de mayo, marcó un nuevo récord histórico en altas temperaturas.El municipio de Aquismón, alcanzó ese día, los 51 grados Celsius (estación hidrométrica Gallinas), superando el récord que había obtenido un día antes, con 49.6°C. El récord histórico estaba en esa localidad en 46.1°C, desde pasado 04 de mayo de 2021.Ciudad Valles también vivió uno de los días más calurosos en la historia de esta localidad, rompió récord al registrar 50 grados Celsius (estación hidrométrica Pujal); el anterior era de 49.5°, registrado el 27 de mayo de 1973. Los demás municipios de la Huasteca mantuvieron durante este período temperaturas altas, que oscilaron entre los 44 a los 47 grados centígrados, con sensación térmica superior.
Otra de las localidades que también rompió marca fue la Ciudad de San Luis Potosí, el 10 de mayo de 2024, registró 39 grados centígrados, según el Observatorio Meteorológico de San Luis.
Las olas de calor y la sequía estaban a la par con los incendios. Desde el mes de abril y mayo, el fuego arrasaba con decenas de hectáreas. Los ejidos La Hincada, Zaragoza, en Ciudad Valles; Minas Viejas, El Salto del Agua y Valle, en El Naranjo; y Damián Carmona en Tamasopo, fueron azotados en partes altas de montaña, zonas arboladas y de cañaveral.
Un ejército de brigadistas de la Conafor, Protección Civil de esas localidades y voluntarios participaron durante días para sofocar los incendios que amenazaban con arrasar casas, animales y dañar su patrimonio. La intervención en conjunto de un helicóptero de la Guardia Nacional con un helibalde permitió el combate de los incendios forestales en la Huasteca.
Las condiciones extremas que vivía la región provocó el desplazamiento de la fauna silvestre que luchaba por preservar la vida, no había alimento ni agua, estaban expuestos a depredadores y a los efectos de las altas temperaturas de más de 40°C.Protección Civil y la Dirección de Ecología de la localidad, atendieron reportes en las colonias y diversos sectores por la presencia de fauna silvestre, como venados, jabalís, aves silvestres y jaguares, que bajaban a zonas urbanas, para refugiarse y tener agua para su consumo.
Usuarios de redes sociales denunciaban la muerte de 12 cotorros, en el ejido La Hincada y Santa Rosa, y de tecolotes, palomas y hasta chachalacas, en diversos sitios, por las altas temperaturas.
La Reserva de la Biosfera Sierra de Abra Tanchipa, ubicada entre los municipios de Tamuin y Ciudad Valles, hábitat de especies en peligro de extinción también fue afectada por estas olas de calor, se secaron los veneros. Ejidatarios que residen en la zona limítrofe del área, se dieron a la tarea de ir a la sierra y rellenar pequeñas tinas con agua, para garantizar el abasto a la fauna del lugar.
Alejandro Aguilar, del Club de Observadores de Aves de la Huasteca Potosina, expresó que desafortunadamente, que desde hace unos años la sequía se intensificó, y cuerpos de agua como el arroyo de las Garzas y río Los Gatos, que tenían grandes volúmenes, se convirtieron en charcos o arroyos. “Los pájaros tuvieron que migrar a las áreas pobladas para obtener alimentos y fuentes de abasto. Muchas personas tienen en sus casas mascotas, como perros, gatos, y aves de traspatio, o hasta una granja donde tienen suministro de agua, por eso vimos chachalacas, papanes, coas, momotos, calandrias, tortolitas, palomas de ala blanca y otras, que disfrutamos de su presencia, por sus hermosos colores y cantos”.
Dijo que un ave tiene en promedio de temperatura de 40°C, y sí le agregan las temperaturas extremas de más de 40°C, les representa un grave riesgo de morir al no regular su temperatura.
El calor estaba en todas partes afectando a todo ser viviente, incluso a los insectos polinizadores, que se vieron en algunos sitios erradicados.
Luz María Saldaña, delegada de la Asociación Ganadera Local Especializada en Abejas, Maseual kuanek Piani, de Axtla de Terrazas, señaló que estás olas de calor acabaron con abejas silvestres, al no tener agua ni alimento, se impactó la producción de miel y se perdieron colmenas con su ADN. “Una gota de agua para las abejas es la vida, pero llegar a fuentes de abasto es muy difícil, tienen que volar entre 1 a 5 kilómetros para obtenerla. Son insectos extraordinarios, bien organizados que tienen una enorme capacidad para poder termoregular la temperatura de la colmena, con sus alas emiten aire.
Recordó que en el año de 1998, en la Huasteca Potosina varios apiarios se derritieron por las altas temperaturas. Por eso, es importante ayudarlos, colocar pequeños recipientes con agua en puntos estratégicos para que las abejas y todos los polinizadores, como abejorros, colibrís y diversas aves puedan obtener el vital líquido. Mencionó que las colmenas que ellos manejaron como apicultores, no sufrieron daño por las altas temperaturas, les llevaron agua y les dejaron toda la miel que cosecharon para que pudieran alimentarse, hacerlo artificialmente es costoso.
El calor era extremo, exacerbado, sin tregua; no era como en años anteriores donde llegaba uno o dos días y se iba, ahora las altas temperaturas eran continuas, todo estaba caliente: el agua, el aire, el campo, la casa, el coche, cualquier superficie.
Las familias trataban de refugiarse en sus domicilios, por ello realizaron compras excesivas de aires acondicionados para tratar de mitigar estas temperaturas extremas. Sin embargo, esto provocó el colapso de los transformadores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que no tenían capacidad para atender la demanda de energía. Pronto se generalizaron las quejas de cientos de usuarios en diversos municipios, que reclamaban el restablecimiento del servicio, ante el riesgo en que se encontraban, tanto por su salud como por la conservación de alimentos y mercancía.
Las manifestaciones comenzaron a volcarse a las puertas de la dependencia. Adela Lárraga Melgarejo, vecina del ejido La Calera, denunció que la segunda ola de calor la vivieron sin luz, lamentablemente un hombre de 55 años de edad murió, al no poder refrescarse. Además, todos sus alimentos y medicamentos se echaron a perder. Fueron días de verdadero infierno.
La falta de lluvias secó los ríos de la Huasteca. Durante seis meses seguidos del año 2024, el Monitor de Sequía en México calificó a la Huasteca Potosina con sequía excepcional, la más alta de todas, el nivel de precipitaciones estaban por debajo del promedio histórico debido a la falta de recuperación de los acuíferos y altas temperaturas. Recordemos que veníamos de una sequía extendida que sumaban cinco años continuos.
Desde principios de año, en enero de 2024, el director local de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) en San Luis Potosí, Joel Félix Díaz, advirtió que la región estaba en la categoría más grave, que existía la escasez de agua y que podía provocar problemas de abasto en la Huasteca. Señalaba que no había pronóstico de lluvias para los próximos tres meses, la escala del río estaba en 39 centímetros, debajo de la crítica mínima. En el año 2023 no se lograron recuperaron los acuíferos, se registró un promedio de precipitación de 669 mm; la media histórica anual en esta zona es de 1,225 mm. Es decir, solo llovió la mitad, similar a lo que genera el Altiplano potosino.
Recomendó hacer tandeos en el uso doméstico, captar agua de lluvia, limitar el riego en jardines y reciclaje de agua. Sin embargo, en una región que está acostumbrada a tener agua en abundancia, poco se escuchó ese llamado y vino la crisis hídrica.
El 07 de marzo, se emitió una alerta en la Ciudad Valles por el secado del río, que lo llevó a estar en una escala crítica mínima en estación Santa Rosa en 15 cm; la escala critica mínima en la zona es de 40 cm. Mientras que la escala del afluente en la zona del cárcamo de la DAPA estaba en los 33 cm, apenas sostenible para la operatividad del bombeo de agua para la población.
El 09 de marzo, la Conagua ordenó la suspensión del riego agrícola con apoyo de los cañeros, mientras se restablecía el afluente en forma provisional.
El 05 de abril, el río Valles en la estación hidrométrica de Micos llegó a una escala de cero centímetros, y dejó sin agua a la zonas ejidales del sistema Micos- Zocohuite y Micos-Zaragoza. El afluente cuesta abajo se convirtió en arroyos. Sin embargo, en el tramo del municipio de El Naranjo al ejido La Hincada, parecía que el agua fluía con normalidad. ¿Qué estaba pasando?
El 08 de abril, el secado del río Valles fue total, la DAPA encabezó una rueda de prensa dando a conocer la abrupta disminución del afluente del río, donde en el nivel del cárcamo llegó a 5 cm, lo que obligó al organismo a detener la operación de la mitad el equipo de bombeo, dejando sin agua a 50 colonias y fraccionamientos.
Al iniciar la investigación, personal de Conagua detectó que el ejido El Sabinito, en el Naranjo, extraían volúmenes extraordinarios al realizar riego rodado o por canal, lo que significa el consumo de varias colonias de la localidad.
El municipio de El Naranjo es donde más se concentra este tipo de canales, que inundan los campos sin que haya regulación sobre su consumo. Mientras que el riego por aspersión tiene un mejor control en la cantidad de agua que utilizan y su distribución, pero muy pocos productores tienen acceso a la tecnificación en el campo, debido a los altos costos que representan. La principal economía de la zona es la industria de la caña de azúcar, la Huasteca tiene cuatro ingenios: Ciudad Valles (2), El Naranjo (1) y Tamasopo (1), representan ingresos de millones de pesos para la región, pero la sequía afectaba las cosechas, y para tener mejor rendimiento aumentaron los riegos. Hay que destacar, que solo la mitad de los productores son de temporal.
Mientras esto sucedía, la DAPA, dirigida en ese momento por Francisco José Gómez Faisal, emitía acciones de abasto en pipas para clínicas y hospitales: IMSS, ISSSTE y Hospital General; además pedía a la población el ahorro del agua.
La falta de abasto golpeaba el bolsillo de las familias, en la zona rural se abastecían de pequeñas pozas de agua. Surgieron los reclamos, como el de Lorenzo Torres Izaguirre, que señalaba que cobraban el acarreo del tambo de agua por $50 pesos, una cantidad enorme para las familias que viven del jornal. La crisis hídrica también generó manifestaciones de familias de los ejidos El Veladero, que exigían agua en sus domicilios y que suspendieran los riegos agrícolas.
El 09 de abril, en la zona urbana el pánico se apoderó de la población por la falta de agua y se volcaron a las plantas purificadoras a comprar botellones, las filas eran enormes. Lo mismo sucedía en las tiendas dedicadas a la venta de tinacos y tambos para albergar agua. La situación logró regularse luego de las medidas de suspensión, pero la nula presencia de precipitaciones continuó el desecando del río, durante semanas.
El 17 de abril, llegó la hora cero al municipio de Aquismón, colapsaron sus afluentes: río Gallinas estaba seco y la cascada de Tamul desapareció; el nacimiento de Tambaque, conocido por su atractivo turístico y por ser la fuente de abasto de la zona urbana de esa localidad, su caudal estaba agotado. Lo mismo sucedía con localidades como Xilitla, Tancanhuitz, Coxcatlán, San Antonio, Tampamolón, Tamazunchale, entre otros municipios, que se abastecían de donde podían.
Los efectos de déficit hídrico estaban sobre todos los estados del noreste, norte y Bajío.
La Región Hidrológica 26 Pánuco, a la que pertenece esta región tiene una superficie de 97,195.73 kilómetros cuadrados, nace en el Valle de México hasta su desembocadura del cauce en el Golfo de México; es decir, está integrada por parte de la Ciudad de México y los estados de Guanajuato, Hidalgo, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Veracruz, sus escurrimientos están enlazados en una red de ríos con las cuencas de la Huasteca.
El 18 de mayo, el efecto domino de la crisis hídrica llegó hasta el sur de Tamaulipas. Ya no había agua sobre la cuenca del río Pánuco, su sistema lagunario se agotó y comenzó el desabasto en la zona conurbada de las ciudades de Tampico, Madero y Altamira.
El 04 de junio, la Conagua tuvo que implementar un operativo de bombeo y hacer el trasvase de agua desde Ébano hasta esa región, para abastecer a las más de 900 mil personas de esa entidad, que incluían a 20 localidades de Veracruz.
¡Por fin, las lluvias! El huracán Alberto tocó tierra a las 6:00 horas del jueves 20 de junio, en Tampico, Tamaulipas; y en los siguientes días sus remanentes dejaron 400 mm de lluvias acumuladas en la cuenca del río Valles. La precipitación superó la media histórica para el mes de junio, de 227 mm; el volumen fue tan extraordinario, representó las tres cuartas partes de la precipitación registrada en todo el año 2019, con 414 mm, en estación Santa Rosa. El río Valles elevó su nivel y registró una escala de 3.95 metros, en estación Micos.
01 de julio, la tormenta tropical Chris tocó tierra en tierras veracruzanas, su impacto volvió a dejar importantes precipitaciones en la Huasteca, que amenazaba con el desborde de afluentes y de arroyos. Protección Civil llamó a evacuar los hogares de la parte baja del municipio, ese día en seis horas la escala del río Valles, pasó de 3.95 a 5.15 metros; la escala crítica máxima es de 5.50 metros, según Conagua. Recordemos, que durante todo el primer semestre del año, la escala del afluente se mantuvo a menos de 20 cm.
En el área del Parque Colosio, el cauce del río se desbordó, y bloqueó el acceso a la colonia Juárez, al igual que produjo encharcamientos sobre caminos ejidales: El Sidral, Rancho San Miguel, El Azulejo, Salcedo, entre otros. Así como afectaciones sobre la carretera estatal Valles-El Naranjo, se produjeron cortes a la circulación, en el mirador de La Virgen, Rancho Don Tomás, y Ampliación La Hincada. En la colonia Tetúan varias familias, por voluntad propia, comenzaron a evacuar sus casas y trasladar sus enseres domésticos, camas y diversos muebles con sus familiares, ante lo que se aproximaba.
El volumen de agua seguía creciendo. En “Dos ríos”, área donde se cruza el agua de la cuenca del río Valles con el río Tampaón, en la delegación de Pujal, registró una escala de 7.83 metros; la máxima es de 18.76 m.
En Tanlajás las lluvias golpeaban también a las familias indígenas. El río Coy se desbordó y llegó a una escala crítica máxima de 34 metros; su cauce se extendió dos kilómetros adelante de su rivera, hasta el camino, en el tramo de las comunidades de Santa Rosa a San Benito. El agua inundó todo a su paso y dejó sin acceso a las familias Tének, durante varios días.
¡Y se cayó el cielo! El 28 de julio, el río Valles alcanzó una escala de 5.85 metros, en estación Santa Rosa, superando su escala crítica máxima de 5.50 metros, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua. Luego de que cayeran 125 mm de precipitación en unas horas, en la parte norte de esta localidad, derivado de la onda tropical No 14.
Otra vez, el caos volvía afectar a los más vulnerables, había encharcamientos, sobre la carretera estatal Valles-Naranjo, deslaves e inundaciones. En el tramo de Camillas hasta el ejido Platanito. Además, se cerró un carril de circulación por la carretera (cuota) Valles-Rioverde, a inmediaciones de Tamasopo. Y también se generaron afectaciones por inundación sobre la carretera (libre) Valles-Rioverde, por la Finca San Isidro. Y en el acceso a la zona Tenek.
Con estas lluvias, la presa La Lajilla, en Laguna del Mante llegó al 100 por ciento de su llenado, con 48 millones de metros cúbicos; al desfogar por su vertedero rápidamente llegó a los arroyos e inundó la carretera estatal La Estribera-Zaragoza, desbordando todo a su paso, hasta llegar al río de la localidad.
El 05 de septiembre, el río Valles aumentó otra vez su nivel. Ahora en un metro, en menos de 24 horas; situación que sorprendió a muchos porque en la zona Huasteca desde hace varias semanas, no había precipitaciones. ¿De dónde provenía toda esa agua? ¡Tamaulipas! Los escurrimientos traspasaron los límites de ese estado y llegaron por El Naranjo, a la cuenca del río Valles.
Joel Félix Díaz, director local de la Comisión Nacional del Agua en San Luis Potosí, reconoció que todo el planeta está impactado por el cambio climático, y la Huasteca Potosina no es la excepción. Durante el año 2024 se vivieron fenómenos meteorológicos extremos, como las temperaturas extremas y la sequía excepcional, con precipitaciones menores al promedio anual que se venían presentando, derivado de las actividades que realiza el ser humano.
“Somos nosotros quienes generamos cambios, alteramos el clima con acciones como la contaminación al medio ambiente; en los ríos, por ejemplo, tiramos coliformes fecales y eso produce metano y ese gas se va a la atmósfera, provocando el efecto invernadero. Lo mismo sucede con el uso de vehículos, las fábricas, y todos los gases que arrojamos. Sumado a la deforestación de los bosques, así como el cambio de uso de suelo excesivo para realizar actividades agrícolas y de sitios turísticos”, señaló el funcionario.
Advirtió que ante estos efectos todas las personas deben prepararse, ya no habrá la misma abundancia de precipitaciones, y no nos salvarán de la sequía. Ahora las lluvias pudieran ser aisladas, el río Valles dejará de tener precipitaciones de los 1,300 mm que se generaban, lo mismo en la cuenca del río Gallinas, donde ya no se verán con frecuencia los 1,600 mm de lluvia, esos datos van a cambiar por el cambio climático.
Subrayó que la responsabilidad es de todos para empezar a cambiar nuestros hábitos y nuestras acciones contra el planeta. Es muy difícil que solo una autoridad pueda generar un cambio, es necesario que la sociedad se involucre para que se trabaje en conjunto, evitemos tener inseguridad hídrica.
Agregó, que la Conagua dentro del Plan Hidríco que presentó la presidenta Claudia Sheinbaum para San Luis Potosí, proyecta la modificación de concesiones de agua. “Tenemos dos estaciones de riego: Distrito 049 de Rioverde y Distrito 092 en Ébano, que aportaran el cinco por ciento de agua que tienen concesionada, a cambio recibirán apoyo para la tecnificación en sus procesos de riego y sean más eficientes”.
Por su parte, el Obispo de la Diócesis de Ciudad Valles, Roberto Yenny García, expresó que el cambio climático y las crisis ecológicas es algo que nos debe preocupar a todos, porque nuestra forma de vivir, nuestros hábitos de consumo son los que están provocando estos desastres, que no fueron espontáneos, sino por nuestros descuidos.
Mencionó que desde los años 60’ la Iglesia Católica ya hablaba de ese cuidado especial de la creación, y últimamente, se ha insistido más. Dijo que el Papa Francisco ha hecho documentos como ‘Querida Amazonia’, y ha hecho presencia a través de sus representantes en encuentros a nivel internacional, llamando a la responsabilidad de países a invertir en energía sustentable.
“Para el cristiano es un mandato de Dios de cuidar su creación, esa creación que se nos ha prestado se la vamos a pasar a una siguiente generación y debemos hacerlo de manera responsable”, señaló el Obispo de la Diócesis.
Para Habacuc Lorenzo Márquez, Maestro en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural con orientación en Biotecnología Ambiental, el cambio climático es un hecho. Antes se veía como algo lejano, en el año 2013 el tema era la sustentabilidad y se hablaba que en el año 2030 sino cambiábamos nuestras actividades como ser humano, íbamos a tener un colapso ambiental. Incluso se esperaba que las nuevas migraciones ya no fueran por guerras o cuestiones económicas, sino por las condiciones ambientales, es decir, que las personas tuvieran que desplazarse por el clima. Conforme fue pasando el tiempo, los efectos del cambio climático que son una sumatoria de acciones humanas, se han acumulado al grado de que podemos observarlo hoy en día.
“En el año 2024, tuvimos una sequía como nunca antes producto de todas nuestras acciones; el crecimiento de las ciudades, las personas requieren de más espacios para poder vivir, más agua, y más productos, dañando en todo al medioambiente y dejando a los recursos limitados.”
El también docente del Tecnológico Nacional de México (TecNM) de Ciudad Valles, expresó que es importante ver como se reparten esos recursos para que todos y cada uno podamos disfrutarlos. Además de que las autoridades gubernamentales puedan ser más eficientes con el uso de combustibles para evitar dañar la tierra.
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