Viernes 27 de diciembre de 2024.
Ciudad Valles, S.L.P.- “Todos debemos tener derechos a ser lo que queremos, tener libertad para decidir nuestra sexualidad y ser felices”, señaló Norberto Orozco del Ángel, quien se declara abiertamente homosexual.
Norberto, es hombre durante el día, pero por la noche se transforma en una mujer hermosa llamada “Katia de la Riva"; tiene 35 años de edad, y actualmente labora en la oficina de Igualdad y Diversidad Social del Ayuntamiento de Ciudad Valles, espacio dedicado al apoyo de la comunidad LGBTTTIQ.
Su ingreso a esta oficina no es casualidad, su lucha por los derechos de los homosexuales lleva mucho tiempo. Relata que desde que era niño vivió la discriminación por ser diferente:
“Desde que era niño sabía que era distinto, pero no fue hasta la adolescencia cuando descubrí que me gustaban los hombres. Me veía en el espejo vestido de hombre y no me gustaba, quería decirles a mis padres que yo era mujer, pero me daba miedo, sentía que estaba pecando”, ha manifestado en la entrevista a MH Noticias.
Declara que en la secundaria vivió su peor momento. Los ataques de sus compañeros no cesaban, porque no le gustaba el futbol, ni hacer cosas de niños, era objeto de bullying por su actuar. Sus progenitores parecían no darse cuenta del infierno en el que vivía.
A los 14 años, señala que su padre les comunicó a él y su hermano, con quien tiene una diferencia de 11 meses de edad, que ya no podía pagarle los estudios y tenían que decidir en trabajar o irse de la casa.
“Yo fui un cobarde, decidí quedarme en la casa y mi padre me consiguió un trabajo en el Ayuntamiento, donde comencé barriendo las calles y todo lo que me pedían. Mientras que mi hermano partió pronto a Matamoros, Tamaulipas, pero lo hizo no solo para poder obtener un recurso económico, sino también para poder buscar sus sueños, sentirse libre y develar su sexualidad, algo que tampoco sabía la familia: era gay”, expresó Norberto.
Señala que su padre era un hombre muy duro, no le gustaban las expresiones afectivas, nada de abrazos ni palabras de cariño. No era malo, fue criado en una época donde había mucha homofobia, y prejuicio sobre la identidad de género.
“Le tenía miedo, mi padre le gritaba a los homosexuales: ‘maricas’. Y esa actitud nos detenía para develarnos y decirle que mi hermano y yo, también éramos homosexuales”, enfatiza.
Dos hechos cambiaron su destino. Primero por su hermano, quien vivía en Matamoros y al sentirse libre no tardo en vestirse de mujer, y se transformó en ‘Yatana de la Riva’. En un país tan grande como es México, se pensaría que se mantendría ese secreto a salvo, pero la casualidad hizo que un amigo de su padre lo viera y le informara de su nueva identidad.
“Mi padre al saber que mi hermano era gay, lloró y se sintió triste; ahora insistía más para que yo tuviera novia y demostrara mi hombría, así que decidí tenerla.
Me le declare a una amiga que me mandaba cartitas e hicimos una cita. Ella intento besarme, pero yo corrí, porque sentí vergüenza, todo era un engaño, fue el peor día para mí", narra Orozco del Ángel.
Con una voz entrecortada, asegura que ese día cambió su destino. "Llegué a mi casa y me arme de valor y le dije a mi padre: soy homosexual, no puedo fingir lo que yo siento, no quiero aparentar nada en mi vida, y tengo derecho a ser feliz. ¡Tengo derecho a ser homosexual!..."
Revelar la verdad, fue un golpe terrible para su padre, porque ya no era uno, sino dos hijos homosexuales. Su madre aceptó su orientación sexual, y con ese amor que solo ellas sienten, lo beso y lo abrazo, a ella no le importaba quien era. Y le dijo que siempre iba a estar para ellos. Sin embargo, su padre tardo años en aceptarlos.
Dice que tal vez, su cambio de vida, al separarse de su madre y ya no depender directamente de su persona, permitió que se abriera su corazón. Este año 2024, su padre desfiló a su lado en la 'Marcha del Orgullo Gay'.
"Me sorprendió, ahí estaba a mi lado, participando en la defensa de los derechos de la comunidad LGBTTTIQ, y de su hijo, eso me hizo muy feliz porque nos ha aceptado", declara Katia de la Riva.
Orozco del Ángel, se incorporó a la oficina de Igualdad y Diversidad Social en el año 2012, y se ha convertido en un férreo defensor de los derechos de la comunidad LGBTTTIQ. Su experiencia de poder salir de salir del 'closet', y develarse, lo hace conocedor de lo que puede vivir una persona que busca definir su identidad. Desde sentirse rechazados, humillados, golpeados y hasta violentados, que los obliga a esconderse de la sociedad.
“La homosexualidad, es una lucha que no acaba, somos personas que todavía somos violentadas, y que todavía se le siguen violando sus derechos, por eso es necesario seguir trabajando con la sociedad, para decirle que somos personas como cualquiera de ellos, y que debemos ser tratados con respeto”.
Agregó que, a través de la oficina de Diversidad Social, apoyan a las mujeres trans y homosexuales, que son víctima de la violencia, y otorgan cursos y talleres para que conozcan sus derechos.
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